Con el sol del verano tan intenso, es importante recordar
que los niños son más susceptibles a daños provocados por el calor, pues ellos
lo absorben más que los adultos y no pueden disiparlo tan rápido con el sudor. Previene daños asegurándote que tu hijo beba suficiente agua
y líquidos, y que descanse frecuentemente en la sombra. Además debes colocarle una crema con factor de protección mayor a 45.