A veces nos beneficiamos del trabajo de profesionales – médicos, abogados, etc.- que luego, por diversas razones, se niegan a cobrar su actuación. Lo cortés es corresponder a su atención por medio de un obsequio. El valor y la naturaleza de este obsequio lo estimaremos en función de la naturaleza de esta actuación y del valor que nosotros le otorguemos.
Si el interesado es un desconocido cuya actuación, puntual, debemos a la recomendación de un tercero, lo adecuado sería efectuar un cálculo estimativo de lo que nos hubiera costado su intervención, y corresponder con un obsequio de valor equivalente; la naturaleza del obsequio sería mucho menos importante.
Otro muy distinto sería el caso del amigo por cuya actuación continuada, así como por el esfuerzo y el interés demostrados sentimos verdadero agradecimiento. En este caso la naturaleza del obsequio primaría por encima de su valor, con ser éste importante. Se trataría de esforzarse en hallar algo que tuviera la capacidad de transmitir el agradecimiento que sentimos.