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Una madre en periodo de lactancia tiene que enfrentarse en ocasiones a difíciles decisiones acerca de su propia salud y la de su hijo. El caso más usual es cuando una madre enferma y necesita tomar algún medicamento.
Surgen aquí miles de preguntas sobre las posibles repercusiones que este medicamento puede tener sobre su bebé. En estos casos es imprescindible que la madre consulte a su médico o al pediatra, para que le indique qué medicamentos constituyen un riesgo para el bebé.
La relación de amamantamiento entre madre e hijo es muy compleja y un destete repentino puede ser tan dañino para el niño como lo son los efectos secundarios de algunos medicamentos. Es por esto que se considera fundamental un buen asesoramiento médico. Es imprescindible explorar otras opciones tales como sustituir el medicamento por otro menos perjudicial o buscar recursos naturales alternativos, antes de dejar la lactancia.

Aspectos a considerar:
Retrasar si es posible las terapias específicas hasta después del destete.
Tomar el medicamento cuando termine una mamada.
Tomar la medicación antes del período más largo de sueño del niño.
Evitar amamantar en los periodos de concentración máxima de la droga, entre 1 y 3 horas después de tomar la medicación.
Preferencia por los fármacos que tienen un período de acción más corto.
No todas las medicinas pasan a la leche en cantidades suficientes como para afectar a un bebé lactante. Existen medicamentos que pasan a la leche en cantidades mínimas, que raramente exceden el 1% o el 2% de las dosis del tratamiento materno. Por ello una madre lactante sigue teniendo acceso a una amplia gama de medicamentos, siempre que vengan prescritos por un profesional.

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