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Hablamos ya de la calcinación o licuación de los espíritus. Una vez, pues, activados y preparados, toma el vaso en que se hallan todas las sustancias licuadas y cúbrelo con el alambique.

Destila agua por el alambique por el método del baño hasta que se espese como la miel, y permite entonces que el baño se enfríe. Una vez esté frío, quita de este agua que extrajiste de la tierra toda aquélla que supere un nivel de cuatro dedos, y pon el resto bajo lodo o junto a una estufa durante un día natural, con el vaso perfectamente sellado. Tras ello, conecta el alambique, destila el agua a un fuego muy débil y déjala aparte. Una vez realizada dicha destilación y con el vaso enfriado, pon sobre la materia que quede el agua anteriormente separada por superar el nivel de cuatro dedos, y ponlo todo bajo lodo como antes, y vuelve a realizar la destilación como antes, y repite indefinidamente todas las operaciones descritas hasta ahora.

La materia que obtengas es aquella que se suele llamar plata viva desbordada o lágrimas de doncella.

Del Desbordamiento del Mercurio

Una vez completado el desbordamiento, calcula el peso del antedicho polvo sutil y sumérgelo en una cantidad de agua desbordada equivalente a la mitad del peso del polvo. Pon todo bajo lodo caliente, del que se nutrirá durante ocho días, y al cabo de los susodichos ocho días hallarás tu materia absolutamente húmeda. Ponle encima el alambique y destílala a fuego lentísimo, recogiendo el agua.

Una vez ésta secada con moderación, calcula de nuevo su peso, que anotarás. Repón el agua que recuperaste, y añádele aquel agua desbordada, en una cantidad equivalente a la mitad de su peso.

Del Desbordamiento del Mercurio Todas estas absorciones e inmersiones en lodo y calcinaciones las repetirás en tanto la tierra no haya absorbido cuatro partes de tal elemento húmedo, lo cual sabrás por tal signo: porque si pones la sustancia sobre una piedra ardiente deberá surgir de ésta humo. Si así no ocurre, insiste en la absorción, inmersión y calcinación, hasta conseguir el susodicho signo.

Una vez conseguido éste, pon la materia sobre cenizas y aplícale un fuego lento al principio, pero que paulatinamente irás aumentando, hasta que toda la materia ascienda a la parte superior del vaso.

Cuando se haya elevado toda, se dice que se trata de un cuerpo elevado por su sal admirable, que los filósofos llaman piedra y sulfuro de la naturaleza.

La incineración de la susodicha sal o azufre así se realiza. Toma la susodicha sal, cualquiera que sea el metal del que se haya extraído o la cantidad de que se trate, y colócala en un crucíbulum, que situarás sobre cenizas calientes. Y cuando esté un poco caliente aplícale un poco del anteriormente nombrado aceite, gota a gota, hasta que se haya enfriado y convertido en una sustancia espesa como la miel. Saca la sal entonces del fuego, y cuando esté fría toma un poco de ella y colócala sobre una piedra caliente. Si se funde lentamente, la operación estará ya hecha. Si no es así, reitera las anteriores operaciones, hasta que fluya lentamente a causa de la fuga de Mercurio. Derrama entonces un peso de esta sal sobre cien pesos de Mercurio crudo.

Del Desbordamiento del Mercurio

Magia Natural. Activada por medio del Arte Natural
Composición. Se obtiene el Magisterio del Arte Natural
Agua que calcina todos los cuerpos
De la Calcinación Natural
De la separación de la Cal y del Agua Calcinadora
Del Fuego contra la Naturaleza
De la Ocultación por los Filósofos de la Disolución de la Luna
De la Congelación de los Licores de la Luna
Del Elixir de Agua en Aceite
Del Método para hacer Aceite de Luna
De la Evocación Natural de los Cuerpos por sus Espíritus
Del Desbordamiento del Mercurio
Acontece la Operación de Carestía del Aceite de Luna

Del Desbordamiento del Mercurio

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