Las comidas habituales deben hacerse a la misma hora, en poca cantidad, despacio y masticando bien.
Cuando se está sentado, es bueno inspirar y expirar el aire a fondo contrayendo los abdominales.
En cambio, cuando se está de pie lo mejor es apretar las nalgas y el vientre y andar siempre metiendo la tripa.
Es preciso beber un mínimo de litro y medio de agua al día y evitar todas las bebidas gaseosas que contribuyen a hinchar la tripa.
Desterrar la sal ya que retiene líquidos en el organismo, así como alimentos conservados en sal (arenques, anchoas o salmón ahumado).
Hay que tomar muchas infusiones, té y el agua de cocer las verduras ya que favorecen el trabajo de los riñones.
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