El aumento de la edad conlleva pérdidas de autonomía y la disminución de las facultades físicas y la movilidad.
En resumen, la imposibilidad de vivir de la misma manera que en años anteriores.
Si a esto le sumamos un percance, las consecuencias negativas se agravan.
Los accidentes en personas mayores tienen con frecuencia efectos psicológicamente negativos.
Estos pueden comprender desde el coger miedo a realizar ciertas tareas hasta, en el peor de los casos, la pérdida total de las capacidades para valerse por sí mismo o incluso la muerte.
El mayor puede aislarse del entorno y caer en un convencimiento interno de que es alguien inútil, molesto e incapaz de valerse por sí mismo.
Impedir al máximo la posibilidad de caídas y accidentes conlleva un incremento de comodidad en su vida y en su propia autoestima.
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Acudir al psicólogo es una manera para cuidarte y dedicarte atención, es como ir a un spa o darse un masaje, es un mensaje que te envías a través del cual te dices que te preocupas por ti y que eres importante. En la consulta tendrás tiempo solo para ti, para hablar de tus problemas, preocupaciones y/o sueños. El psicólogo no resuelve los problemas, te ayuda a encontrar la solución.