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No creo en San Valentín, no creo que haya que dedicar un día al año para celebrar el amor. Creo que el amor se celebra, se decide, se trabaja, se construye, se disfruta, se piensa y se vive a diario. Los trescientos sesenta y cinco días del año, las veinticuatro horas del día, los sesenta minutos de la hora. El amor está dentro de nosotros, se materializa en cada beso, en cada suspiro, en cada caricia, en los pensamientos, en los silencios, en los recuerdos, el amor nos acompaña siempre.

Es amor la inspiración profunda que se escapa al contemplar una bonita puesta de sol. Hay amor en la sonrisa que nos despierta esa pareja de ancianos, cogidos de la mano, que nos cruzamos por la calle a los que no conocemos. Es amor sorprendernos mirando a hurtadillas a la persona con la que compartimos la vida, después de los años, y que se despierte el deseo en nuestro interior. Hay tantas formas de amor y de amar que es imposible hacer una descripción del amor sin que resulte incompleta. Eludiendo tal dificultad mi reflexión para hoy se centrará en lo que no es amor y por dónde empezar a amar.

Tenemos tantas ideas equivocadas sobre el amor que es fácil que nos sumerjamos en nombre del amor en relaciones dolorosas que no son de amor. No es verdad que el amor duele. El amor no duele, cuando en nombre del amor nos humillan, nos controlan o nos menosprecian, no nos quieren. No es verdad que seamos medias frutas que para estar integras necesitemos otra mitad que nos complete. Somos frutas completas, es más, yo diría que somos macedonias, estupendas pero diferentes. No es cierto que querernos a nosotros mismos sea signo de egoísmo. El amor tiene que comenzar dentro y expandirse hacia afuera.

Debemos trabajar y enseñar el amor más importante para cada uno de nosotros que es, el amor propio.

Difícilmente vamos a poder querer a nadie si no empezamos por querernos a nosotros mismos. Este amor implica conocer, aceptar y amar lo que somos, nuestro físico, nuestras capacidades, nuestras debilidades, nuestra manera de pensar, los sentimientos que experimentamos, nuestros deseos.

Solo así y después de comprendernos, admitirnos y querernos estaremos en condiciones de compartir eso que somos y amamos con otra persona a la que, sin ninguna dificultad, aceptaremos y amaremos.

Vamos a dejar de “morir de amor” que no hace ninguna falta y vamos a amar de adentro hacia afuera que es bastante más saludable. No lo olvides el amor empieza en ti y alcanza el infinito.

http://www.linares28.es/2016/02/14/el-amor-empieza-en-ti/

 

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