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El retiro del mundo laboral puede ser uno de los momentos más difíciles para una persona. Aún así, se debe meditar bien esta decisión para hacerla más llevadera.

Dejar de trabajar bruscamente, tras una vida gobernada por una densa rutina, puede provocar un gran impacto psicológico. No es sólo que se rompa un hábito. Cuando alguien se ha identificado totalmente con su trabajo, suele verse a sí mismo como empleado, más aún que como esposo o madre.

Así, al abandonar esa profesión tan definitoria de nuestra personalidad, uno puede sentirse como si hubiera dejado de ser él mismo y como si se esfumara aquel yo que le situaba en el mundo real.

Es un problema del que somos conscientes cada día más. Hay empresarios, por ejemplo, que adoptan la solución de graduar el retiro de los empleados, permitiendo de este modo que quien se jubila vaya adaptándose paulatinamente a la nueva situación trabajando un número decreciente de horas.

Nuevas actividades

Son fórmulas que vendría bien experimentar también en las grandes empresas privadas o públicas donde aún no se hace. Por supuesto, el problema no es sólo de quien se jubila y de su jefe, sino también de una normativa legal que seguramente necesita hacerse más flexible.

Aún así, será una excelente medida ir iniciando nuevas actividades y relaciones con bastante tiempo antes de que se jubile, en asuntos que le interesan y entablando contacto con las personas que sienta que tienen cosas en común con usted.

Si la normativa legal le obliga a retirarse en una fecha límite y quiere seguir trabajando y ganar algo de dinero, también es posible encontrar, aunque sea a tiempo parcial, un nuevo empleo. Aún así, eche cuentas sobre si un nuevo trabajo le va a redondear realmente la pensión, porque a veces son más los gastos que las ganancias. Si ése fuera el caso, o no le fuera necesario ese dinero extra, sepa que existen asociaciones y clubes que necesitan nuevos socios, y en donde usted puede ser de gran ayuda prestando servicios voluntarios.

Jubilación: Adiós al trabajo

Disfrutar en la vejez

Como hemos dicho, el retiro es el final de algunas cosas y el principio de otras. Es el tiempo apropiado para desarrollar nuevas habilidades y dedicarse a lo que siempre ha querido hacer. Las asociaciones de la tercera edad cuentan con una buena proporción de personas, de gran experiencia y conocimientos que pueden prestar valiosos servicios, por ejemplo en los colegios, dando clases de carácter extraescolar en horarios no lectivos o cooperando con los profesores en cualquier materia.

El valor social que esto tiene está fuera de duda si pensamos que tanto los niños y jóvenes, por una parte, como los ancianos, por otra, lo necesitan para recuperar el mutuo enriquecimiento que tradicionalmente se han prestado en las sociedades pasadas la generación más joven y la más vieja.

Además, también los ancianos pueden aprender, y, en ese sentido, existen medios y oportunidades para emprender ciertos estudios o completar sus conocimientos. Sólo existe un tiempo en que el cerebro de una persona pierde su capacidad de aprender: cuando uno deja de plantearle interrogantes.

No se deje influir

Lo que sí aconsejan expertos en la materia, si es que usted ha coronado los 60, es que, sin perder el debido respeto que se merecen estos años a la hora de cuidarse, no se deje influir por los tópicos trasnochados y pesimistas que rodean este tiempo, también maravilloso, de nuestra trayectoria vital. Esta fase de la existencia puede ser una magnifica oportunidad en que hacer un montón de cosas que nunca tuvo ocasión de realizar.


 

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