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Armas naturales contra el estrés

 

El estrés, la ansiedad o el insomnio son males frecuentes, extendidos y con una característica común: merman nuestra calidad de vida. Los remedios y terapias naturales representan una buena opción para prevenirlos y hacerles frente, evitando así que el malestar determine nuestra actividad diaria.

Estrés, ansiedad, insomnio… probablemente hayan existido siempre, pero muchos piensan que son males propios de nuestro tiempo, de nuestro estilo de vida y el amargo fruto de una manera de ver y enfrentarse a los retos personales y sociales que impone la realidad del siglo XXI. Tras ellos pueden esconderse problemas psicológicos más o menos profundos, ser pasajeros o duraderos, resultar simplemente molestos o limitar considerablemente nuestras capacidades. En cualquier caso, lo cierto es que deterioran la calidad de vida de quien los sufre. Existen diversos caminos para acabar o aliviar sus síntomas, y uno de ellos son las terapias y medicinas complementarias, y los remedios naturales, que es posible utilizar combinados con la medicina tradicional.

Todo estrés, ansiedad y depresión son causados cuando vivimos para complacer a los demás

El estrés es un problema difícil de diagnosticar y catalogar. Sus síntomas más destacados son cansancio, mal humor y dificultad para concentrarse. Puede estar provocado por un sinfín de causas, desde problemas en el entorno familiar y exceso de responsabilidades, hasta dificultades en el trabajo o trastornos físicos. El estrés mantenido tiene graves consecuencias para el organismo: se ha visto cierta incidencia en el desarrollo de problemas cardiovasculares, así como en un aumento de la oxidación celular y por tanto del envejecimiento prematuro.

Sin embargo ese problema, se puede atacar mediante medidas sencillas que puede aplicar uno mismo y terapias algo más complejas, que deben quedar en manos de profesionales. El deporte moderado y practicado de forma habitual es muy eficaz, así como el uso de técnicas de relajación basadas en la respiración y en la visualización de imágenes placenteras, apoyadas por una música relajante.

Otra vía es la hidroterapia. Los baños en agua tibia, a 37 º C, pueden ser de gran ayuda. Dentro de este campo, se encuentra una terapia especialmente indicada para el tratamiento del estrés y la ansiedad: el shiatsu, una combinación de masajes y acupuntura practicados en el agua, cuyo fin es reequilibrar la energía del organismo, estimulando los meridianos corporales. Éste precisamente es el fin de la acupuntura, un sistema de curación milenario que, además de otros muchos males, combate la ansiedad y da buenos resultados frente a situaciones estresantes como dejar de fumar. El masaje sensitivo es una técnica sin objetivos terapéuticos concretos, pero cuya cualidad fundamental es que resulta muy relajante y actúa como un buen potenciador de otras terapias.

La fitoterapia, que emplea las plantas como método de curación, también ofrece soluciones contra los mismos trastornos. Son bien conocidas las propiedades de especies como la melisa, el espino blanco o el hipérico. El hisótopo va bien para estados ansiosos, y el hipérico, si la ansiedad se alterna con decaimiento o depresión. La raíz de valeriana actúa como relajante sin producir cansancio, y la flor de lúpulo ayuda a conciliar el sueño. Estas plantas pueden encontrarse en forma de cápsulas o también preparadas para elaborar infusiones y cocimientos, pero es importante que un profesional asesore sobre las cantidades que se deben tomar, así como sobre la duración del tratamiento.

El uso de la aromaterapia y los aceites esenciales resultan igualmente útiles. En el primer caso, están recomendados los aromas a base de manzanilla, lavanda y madera de sándalo. El aceite esencial de este último, junto con el de rosas, posee propiedades calmantes, mientras que el de lavanda ayuda a dormir mejor. Los aceites esenciales deben emplearse en proporciones adecuadas y muy pequeñas, hay que añadirlos al agua del baño caliente y no permanecer sumergidos en él más de 20 minutos.

El insomnio trae de cabeza a un buen número de personas. Para ellas, un hecho tan simple y cotidiano como dormir, se convierte en un lujo, y la noche en el escenario de vueltas en la cama y paseos por la casa, aderezados con malestar, nerviosismo y hasta desesperación. Hay unas cuantas medidas básicas que pueden ayudar a conciliar el sueño mejor: tomar un baño caliente, cenar ligero pero no irse a la cama con hambre, practicar deporte varias horas antes de acostarse, mantener unos horarios fijos de sueño, y evitar sustancias excitantes como la cafeína. Más allá de estas recomendaciones, plantas como la cataria y la manzanilla, mejoran el problema de la misma forma que la raíz de valeriana. Las flores de espliego, lúpulo y melisa, debajo de la almohada también ayudan, ya que el calor del cuerpo hace que las sustancias volátiles y activas que poseen penetren en el cuerpo.

La dieta y sobre todo ciertos nutrientes resultan otros buenos aliados contra estrés y el insomnio. En dietoterapia se recomienda el consumo del pepino, la granada y el trigo para hacer frente al insomnio; frutas como los albaricoques y la sandía se aconsejan para la ansiedad. El ácido fólico, presente en vegetales de hoja verde, y el magnesio, considerado el mineral antiestrés y abundante en los frutos secos, la soja y las verduras, son igualmente adecuados para vencer ambos trastornos.

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