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En nuestra vida cotidiana existen numerosas prácticas sexistas que están legitimadas en nuestra sociedad y que son muestras de un machismo invisible, aceptado y legimitizado. Comportamientos, conductas, aptitudes que pasan inadvertidas pero que si se rasca un poco son pequeñas muestras de dominación, coacción. Limitando la libertad de las mujeres.

Aunque aquí nos refiramos a estas conductas dentro de la pareja heterosexual, esto no significa que no se den en otros tipos de parejas.

Culturalmente está arraigada la idea de que el hombre es superior a la mujer. Hay una diferenciación de los roles socialmente aceptados, el hombre es el que trae el sustento a la familia y la mujer se preocupa del bienestar de esta: cuidado hijos, casa, enfermos etc…

Al hombre pocas veces se le cuestiona nada. La mujer por el contrario siempre tiene que justificar decisiones que se supone que no están dentro de su rol. Por ejemplo, al hombre nunca se le suele cuestionar por no tener hijos en cambio la mujer en numerosas ocasiones tiene que dar explicaciones que por qué no los tiene.

Estos comportamientos que vamos a comentar Luis Bonino los ha llamado MICROMACHISMOS. Son comportamientos que el varón realiza para dominar a la mujer. La mayoría de las veces son invisibles. Puede parecer no ser dañinos e incluso normales lo que hace que la mujer no los detecte fácilmente o tarde muchos años en descubrirlos.

Estos micromachismos suelen dividirse en 3 categorías:

  • Micromachismos coercitivos.
  • Micromachismos encubiertos.
  • Micromachismos de crisis.

Vamos a definir cada uno y poner ejemplos cotidianos de lo que son.

MICROMACHISMOS COERCITIVOS.

En ellos el varón usa la fuerza moral, psíquica o económica para ejercer su poder. Limitan la libertad de la mujer y restringen su capacidad de decisión. Suelen afectar al espacio y tiempo de ellos y ellas. Ellas siempre tienen menos espacio y tiempo.

Se ven en quién ocupa el mejor sillón de la casa, quién tiene el mando de la televisión. En cuanto al tiempo libre, el varón cuenta con más ocio para sus cosas, ya sea irse a montar en bici o irse con sus amigos a ver el fútbol… Volvemos a la idea de antes el cuidado del hogar y de los hijos es de la mujer. ¿Cuántos hombres conocéis que han renunciado a sus actividades de ocio? En cambio, ¿cuántas mujeres conocéis que se quejan de que no tienen tiempo para ellas? El tiempo libre es uso exclusivo del hombre.

Otro ejemplo es el control del dinero, la mujer ve restringido su acceso al dinero. Restándole independencia económica.

La no participación en lo doméstico, el hogar es cosa de la mujer como ya hemos comentado antes. El varón suele decir que el viene cansado de trabajar para traer dinero a casa. Como si en muchos hogares la mujer no trabajara fuera de casa. A esta situación también contribuye el que el sueldo de las mujeres sea más bajo, con lo que el hombre piensa que el tiene más derecho al descanso ya que contribuye más al sustento de la casa. Se niega que el trabajo en casa sea un trabajo. A la mujer se la impone una doble jornada laboral. El hombre disfruta de su tiempo libre a costa del tiempo libre de la mujer.

Otro comportamiento es la insistencia, es no parar de insistir en que quiere algo. Así mina la paciencia de la mujer, está cede por cansancio. “Para que la deje en paz”.

Tener sexo cuando él quiere, sin contar con los deseos de su mujer. Otro micromachismo coercitivo.

El hombre siempre cree tener razón y sus ideas son las mejores. No tienen en cuenta los sentimientos de la mujer ni las alternativas que ella puede exponer. Vamos a este restaurante porque me gusta a mí. No pregunta si a ella le gusta otro o ha visto otro diferente.

En relación a lo anterior podría hablarse de la toma de decisiones sin consultar a su pareja, anular planes. Esto se basa en la creencia que la única persona que tiene el poder de tomar decisiones es el hombre.

MICROMACHISMOS ENCUBIERTOS.

Son muy sutiles y los más eficaces, son muy sutiles lo que contribuye a su invisibilidad. Buscan la imposición de las “verdades” masculinas para hacer desaparecer la voluntad de la mujer, que termina coartando sus deseos y haciendo lo que él quiere. Al no percibirse en el momento hace muchas veces que la reacción de la mujer a sus efectos sea retardada lo que hace que el marido reaccione diciendo que es exagerada.

Dentro de esta categoría encontramos los mas silenciados y permitidos por nuestra sociedad, que son los de los roles que se consideran de la mujer: madre, esposa, hija, asistenta, cuidadora. Las obligan a un sobresfuerzo físico y emocional que suponen un desgaste mayor. Está demostrado que el matrimonio incrementa la salud psicofísica del varón en cambio la de la mujer disminuye.

Los hombres suelen delegar el cuidado de los hijos en la mujer, la atención de su propia familia en ella, incluso si existen hijos de parejas anteriores, que ella posponga su cuidado personal en la satisfacción de las necesidades de él. Cuidar de las amistades de él.

Los silencios, encerrarse en un lugar de la casa para no hablar con su mujer, no contar lo que le pasa e incluso pretender que la mujer adivine lo que siente, son maniobras que se utilizan para controlar a la mujer y que la comunicación se de cómo y cuando él quiere. Frases como: ¡Déjame en paz! ¡Estoy ocupado! ¡No me vengas con problemas! ¡Nunca estás contenta! ¡Estoy todo el día trabajando y quiero extra tranquilo! Ejemplifican estos comportamientos.

En este grupo también de micromachismos estarían aquellas maniobras relacionadas con la idea que el varón siempre tiene la razón. Descalificando a la mujer a no ser que haga lo que él quiere u opine como él. No reconocerla sus cualidades. Aliarse con otras personas del entorno de la mujer (amigos, familiares) dando información sesgada.

Las autoalabanzas del varón desautorizando a la mujer. La dice por ejemplo ¡Tu deja eso que no sabes! Cogiendo el mejor coche de la casa suponiendo que ella no sabe ni conducirlo ni cuidarlo.

La manipulación emocional es uno de los micromachismos más común. Aquí se usa el afecto para controlar la relación. Haciendo que la mujer se sienta insegura. La culpa de lo que pasa en la relación. De cómo se siente él, si ella está mejor fuera de casa, de los problemas cotidianos.

Se le dan a la mujer mensajes afectivos con el fin de manipular. Si cede hace lo que él quiere, sino se la culpabiliza de no ser cariñosa.

Hay maniobras en la que el varón se autojustifica cuando no hace tareas o actividades dentro de la relación. Tareas que al no hacerlas él las tiene que hacer ella, restándola tiempo para ella. Se emplean frases como: “No me di cuenta”, “Los hombres somos así”, “quiero cambiar pero no puedo”.

Otros comportamientos muy llamativos son los olvidos o negación al aprendizaje. No querer aprender a poner una lavadora o a realizar tareas domésticas alegando inexperiencia. En cambio si es capaz de sintonizar un televisor, un aparato electrónico. En cuanto a los olvidos es muy común no acordarse de los médicos de los niños en cambio nunca se olvida de la reunión con sus amigos, un partido de fútbol. Es decir se acuerda de lo que le interesa.

MICROMACHISMOS DE CRISIS

Estos micromachismos se dan en periodos de crisis. Surgen cuando ellas empiezan a romper la balanza de la desigualdad en la pareja.

Aquí el varón suele aumentar el control en las actividades de la mujer. Dicen que las van a ayudar en las tareas para que ellas tengan más tiempo y no lo hacen. Hacerse la víctima por los cambios que ha tenido su mujer. En muchos casos el varón se autolesiona, amenaza con el suicidio y así dar pena a su mujer. Haciéndola creer que sin ella el no es nadie.

Todo ello para conseguir que la mujer no se haga independiente de él.

Hay numerosas conductas cotidianas que se pueden consideran micromachismos pero es imposible enumerarlas todas. Esperemos que con la lectura de este artículo te haya ayudado a detectar algunas que se pueden estar dando en tu relación para poder identificarlas y erradicarlas.

 

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