La discreción es importante en estos casos. Si en un lugar público nos encontramos con un amigo que se halla en compañía de otra u otras personas, antes de percipitarnos irreflexivamente a saludarle, consideremos si nuestra presencia será bien recibida. Puede que acercándonos interrupamos una reunión importante o una conversación trascendente.
A poco que intuyamos que nuestra presencia puede ser molesta, será preferible mantenernos a la espera de su reacción, que sea él quien marque la pauta de lo que debemos hacer.