– La pasta destaca por su aportación en glúcidos complejos, que aportan energía sin sobrecargar.
– Sus glúcidos se asimilan muy lentamente, por lo que evitan el vacío en el estómago que puede dejar una comida demasiado ligera, y su consecuencia, que es el picoteo.
– Su riqueza en proteínas aumenta también la sensación de saciedad.
– Una porción de pasta (unos 60 gr., pesada antes de cocer) aporta en torno a las 200 Kcal, a las que debe sumarse las de la salsa.
Por esto, es conveniente servirla con una sencilla salsa de tomate, de champiñones, crema de leche light o incluso con un simple pedazo de mantequilla y un chorrito de zumo de limón.
– Aportan vitaminas del grupo B, minerales y fibra, sobre todo si están fabricadas a partir de harina integral.
– Acompañadas de queso rallado y seguidas de una pieza de fruta constituyen una comida completa y equilibrada.