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– Siempre que tengas que planchar alguna prenda de lana, házlo por su reverso, interponiendo entre prenda y plancha un paño húmedo.

Y más que deslizar la plancha sobre la prenda, como se hace comúnmente, mejor que la levantes cada poco y la cambies de posición.

De esta forma evitarás el riesgo de que se deforme.

Recuerda que, al acabar, la prenda no debe colgarse de una percha, sino doblarse y guardarse en un armario.

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