– Si la tierra de las macetas está tan seca que no absorbe el agua del riego, añádele unas gotas de jabón lavavajillas o de jabón negro.
– Las necesidades de agua de las plantas dependen de la temperatura ambiente, de la estación, de la naturaleza de la tierra, de la especie, etc.
Como norma puede decirse que para las plantas de hoja gruesa y las especies que forman tronco (ficus, pothos, yucas, dieffenbachia, etc) un riego semanal en los meses que van de marzo a octubre es suficiente, y cada 10/15 días el resto del año.
Las plantas de consistencia herbácea y las de flores, dos veces semanales durante el período de vegetación y una en período de reposo.
– El agua de descongelación de la nevera, una vez a temperatura ambiente, es buena para regar.
– Para saber si tus plantas tienen sed, clava una aguja de media en la tierra. Si sale seca, riega.
– No tires los restos de agua mineral que hayan perdido gas: riega tus plantas con ellos.
– Hay quien emplea el agua de conservación de los guisantes enlatados para regar sus plantas marchitas.
– El agua de cocción de los huevos es muy apropiada para regar las plantas por la cantidad de minerales que lleva en disolución.
– Es conveniente llenar la regadera por las noches, para que el agua esté a temperatura ambiente cuando riegues, a la mañana.
– El dedo pulgar es útil para saber cuándo hay que regar: introdúcelo en la tierra de la maceta y nota el nivel de humedad.
– Si usas secadora de ropa del tipo que condensa el agua, puedes usar ésta para regar o para llenar la plancha de vapor.
– Para saber si una planta necesita agua o no, si la maceta es de terracota, existe un truco infalible. Da pequeños golpes en ella: si suena a hueco, es que quiere agua; si suena maciza, llena, es que no. Pruébalo en una maceta, antes y después de regar, y verás como suena distinto.
– Para saber si una planta necesita que la riegues, introduce el pulgar en la tierra hasta aproximadamente un centímetro de profundidad; si al sacarlo lleva tierra adherida, no hace falta que la riegues.