– Las plantas, incluso aquellas que más preparadas parecen para ello, como los cactus, por ejemplo, sufren los efectos del excesivo calor.
Por esto más vale adentrarlas en la habitación o crearles una sombra con una celosía u otro medio similar.
En caso de necesidad puedes cubrirlas con un trozo de papel de seda.
Otros peligros que las amenazan en estos días calurosos son la sequedad del ambiente y el aire enrarecido.
Por ello resulta conveniente ventilar las habitaciones, evitando que las plantas queden en medio de una corriente de aire, y para humedecerlas lo mejor es vaporizarlas frecuentemente con agua.