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Me empiezo a olvidar de cosas

Olvidar los nombres de las personas, el sitio donde se han dejado los objetos o las tareas que se deben realizar son algunos de los síntomas que indican la alteración de la memoria operativa.

Estos olvidos cotidianos no preludian necesariamente una enfermedad degenerativa, pero alertan de una pérdida de esta capacidad asociada a la edad que dificulta la vida diaria.

La capacidad de retener imágenes y desarrollar la memoria se modifica a partir de los 30 años, cuando se inicia un declive de las capacidades intelectuales que se aceleran con la vejez. Los primeros síntomas son la pérdida de la capacidad para resolver problemas y la falta de espontaneidad en los procesos de pensamiento. La capacidad de lenguaje y de expresión suelen estar alteradas. La creatividad y capacidad imaginativas se conservan.

Normalmente, se relaciona al envejecimiento con una pérdida de esta capacidad. Un causante de este déficit es el desgaste acumulado del hipocampo, un área cerebral crítica en la capacidad de recordar. Las neuronas de una región del hipocampo son poco habituales, pues se siguen produciendo a lo largo de la madurez, aunque descienden notablemente con la edad. Su función es almacenar gran parte de nuestros recuerdos.

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Olvidos más frecuentes

Según los estudios llevados a cabo por la Unidad de Memoria del Área de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Madrid, entre el 30-50 % de personas de mayores de 65 años suelen tener verdaderos problemas en su vida diaria por este tipo de trastornos. Son pequeñas lagunas que se centran en olvidos de las cosas cotidianas que pueden ir agravándose con el tiempo. De estas personas se dicen que padecen Pérdida de Memoria Asociada a la Edad o PMAE.

Los olvidos cotidianos han sido investigados ampliamente por diferentes grupos de neurólogos. Según los estudios y encuestas realizados por la Unidad de Memoria, los olvidos que más frecuentemente se padecen son el no poder recordar una palabra, conocido popularmente como tener una palabra en la punta de la lengua u olvidar el nombre de una persona. Esto suele ocurrirle a casi al 94% de las personas.

Cosas de la edad

No saber dónde se ponen las cosas, o tener que comprobar varias veces si se ha hecho una determinada tarea que suele ser automática (apagar el gas, cerrar la puerta) son también olvidos frecuentes. Por otro lado, alrededor de 7 de cada 10 mayores pueden tener problemas al recordar un cambio de actividades fuera de la rutina (ir al médico) o algo que ocurrió en un período de tiempo cercano. Por el contrario, son capaces de recordar claramente hechos que han ocurrido décadas antes.

Las personas que sufren estas alteraciones suele decirse que sufren Pérdida de Memoria Asociada a la Edad (PMAE). Esta alteración no es una enfermedad, se da en una persona sana, sin enfermedades orgánicas ni psicológicas.

Técnicas de recuperación

Se ha comprobado que si estas personas realizan Programas de Entrenamiento, donde se les enseña a practicar estrategias y técnicas, mejoran mucho los problemas de olvidos cotidianos que presentan. Por el contrario, las personas que se ven afectadas por la demencia senil, sufren una pérdida mucho más grave y además se alteran otras funciones cerebrales que no se producen en las personas normales: el lenguaje, el juicio, el cálculo, la orientación, el control emocional, etc.

Ejercitar la memoria

La actitud más habitual ante esta problema suele ser la resignación. Tanto para quien lo padece como los que le rodean, se suele justificar con un lacónico son las cosas de la vida y no puede hacerse nada. Sin embargo, hay referencias desde los tiempos de la Grecia Clásica del desarrollo de numerosos métodos para ayudar a recordar los nombres, los contenidos de un discurso, una conferencia, lo que hemos leído, imágenes.

Frente a este planteamiento, hay numerosos Programas de Entrenamiento de Memoria para los mayores en distintos países. En España, el precursor fue el Ayuntamiento de Madrid, en su Área de Salud y Consumo, donde creó la Unidad de Memoria y puso en marcha en el año 1994 un Programa de Evaluación y Entrenamiento de esta capacidad. Bajo el lema general y principal de que “todo lo que se ejercita, se mejora” y “todo lo que no se ejercita, se pierde”, enseñan a los mayores ejercicios y actividades que pueden realizar en nuestra casa, en el parque, con familiares, con amigos y en cualquier ámbito o compañía.

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