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NUTRICIÓN: SOBRE LA DIETA MACROBIÓTICA

“Importada” de países orientales, la dieta macrobiótica está ligada a filosofía de vida que busca la purificación física y mental, pues quienes la sustentan establecen que no sólo se trata de seguir determinado régimen alimenticio, sino también de adquirir autocontrol sobre el binomio salud-enfermedad.

Sus seguidores aseguran que el principal factor para combatir cualquier enfermedad es la alimentación que nutre al organismo y mente, ya que consideran inútil recurrir a antídoto, sea alopático, homeopático o naturista, si no se dejan de consumir “venenos” (grasas saturadas, gran cantidad de azúcar y sal, tabaco, alcohol y drogas).

Por lo anterior, estipulan que la macrobiótica se practica a partir de disciplina que tiene como objetivo proporcionar los medios para liberarse de malos hábitos, vicios y condicionamientos alimentarios impuestos por una sociedad altamente consumista. Asimismo, de acuerdo con los fundamentos de este régimen, es necesario estar en armonía con la naturaleza, por lo que la elección de los alimentos debe realizarse en función de cada estación del año, clima y estado de salud.

¿Qué se consume?

La dieta macrobiótica se basa, principalmente, en la ingesta de cereales integrales, como arroz, cebada, maíz y trigo, los cuales se pueden comer hervidos, guisados, en sopa, tartas o croquetas. También es fundamental agregar a la dieta frutas y verduras de temporada, y para obtener las proteínas de origen animal que el organismo requiere se aconseja combinar los alimentos antes citados con carne magra (sin grasa) de vacuno, así como pollo y pescado sin piel.

Asimismo, dicho régimen recomienda disminuir la ingesta de productos lácteos, los cuales deberán sustituirse por vegetales de hoja verde, ya que contienen gran cantidad de vitaminas A y C, calcio, potasio, ácido fólico y hierro, lo que evita la deficiencia de nutrientes. Cabe destacar que hay quienes dicen que esta dieta es prohibitiva y puede llevar a sus seguidores a padecer desnutrición, pero en realidad permite comer todos los alimentos, la clave está en elegir los de mejor calidad equilibrando las cantidades.

Cuestión de energía

Según la macrobiótica, todos los fenómenos y sus procesos de cambio son gobernados por las denominadas fuerzas Yin y Yang, las cuales se mantienen en constante transformación; la primera posee las siguientes características: expansión, oscuridad, debilidad, delicadeza, introversión, frialdad, líquido, pasivo, femenino y contemplativo, en tanto que la segunda incluye contracción, luz, actividad, material, durabilidad, extroversión, calor, masculino y sólido.

Al ubicar las características de Yin y Yang en humanos y ambiente, es posible buscar el equilibrio a través de la alimentación, así en invierno (Yin) se deben consumir alimentos Yang, pues tienen la característica de proporcionar fuerza y calor, por ejemplo, cereales, alubias, verduras en conserva o con raíces, calabaza, manzana, frutas secas, algas marinas y semillas, entre otros. Asimismo, cuando el clima es cálido se preferirán los denominados Yin, pues son frescos y proporcionan tranquilidad, entre ellos se encuentran verduras y frutas de la temporada.


Orígenes

Cuenta la historia que un hombre llamado Georges Ohsawa, nacido en Japón en 1893, a los 20 años de edad logró curarse de diversas enfermedades mediante dieta, motivo que lo impulsó a estudiar las propiedades de los alimentos, sus efectos en el organismo y las cantidades que traían mayor beneficio, por ejemplo, fortalecer los mecanismos de defensa.

En su orientación hacia los enfermos, Ohsawa partía de premisas básicas: ¿Cuál es su meta en la vida?, ¿qué es una vida feliz? y ¿qué significa estar sano? A partir de ésto, estipuló que la salud debe ser alcanzada por el propio individuo, pues aquel que está en perfectas condiciones conoce la ley de los cambios, puede superar dificultades y transformar la enfermedad, con base en ello mencionó las siete condiciones de un individuo saludable:

1. Tener buen apetito y satisfacerse con los alimentos más simples.

2.Estar siempre listo para realizar diversas actividades y no sentirse cansado.

3.Alcanzar el sueño profundo.

4.Poseer buena memoria.

5.Ser alegre.

6.Poner esmero en todas las cosas.

7.Ser íntegro.

Como puede ver, se siga o no como tal el régimen macrobiótico, nos deja en claro que no sólo hay que alimentarnos con comida para satisfacer las necesidades, pues de nada sirve consumir los mejores comestibles si nuestra mente está desnutrida.



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