Si alguien presencia una situación de esta naturaleza en la que una persona tiende a la exasperación e irritación en exceso o, incluso, se pone nerviosa y llega a perder el control por algo, tiene que:
– Procurar no llevarle la contraria, ya que esto puede fomentar su irritabilidad y aumentar la agresividad de la crisis nerviosa.
– Es necesario que espere unos segundos o unos minutos (dependiendo de la persona) para que recupere la tranquilidad y se estabilice emocionalmente.
Posteriormente, habrá que valorar, desde la reflexión compartida, el sentido y alcance de lo que ha sucedido en realidad.
– Al tiempo que se buscan otras alternativas, entre las que no hay que descartar la psicológicas y médicas.
– Se debe quitar trascendencia al tema, para evitar a esa persona que sufra presiones o se sienta culpable, y aportar soluciones futuras.
– Las técnicas de relajación (en las que adquiere gran importancia la respiración, ya que aminora el latido cardiaco y relaja la musculatura) serán de gran ayuda para controlar nuestra actitud y eliminar la tensión.
Se tienen que realizar en un lugar tranquilo, cuando la persona esté cómodamente sentada con los ojos cerrados, sin excesivo ruido a su alrededor y sin la interferencia de estímulos que perturben una correcta y buena concentración.
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Acudir al psicólogo es una manera para cuidarte y dedicarte atención, es como ir a un spa o darse un masaje, es un mensaje que te envías a través del cual te dices que te preocupas por ti y que eres importante. En la consulta tendrás tiempo solo para ti, para hablar de tus problemas, preocupaciones y/o sueños. El psicólogo no resuelve los problemas, te ayuda a encontrar la solución.