– Haz una buena provisión de algas y ponlas a secar al sol.
Cuando estén completamente secas, extiéndelas sobre un paño grande para desmenuzarlas.
Mételas luego en pequeñas bolsas o almohadillas, de unos seis cm. de lado aproximadamente.
Una de estas bolsitas, sumergida en la bañera dejará tu piel suave como la de un bebé.