Nuestra agua disolvente lleva por tanto consigo una gran tintura
– Nuestra agua disolvente lleva por tanto consigo una gran tintura, y una gran fusión y disolución; porque cuando siente el fuego vulgar, si estuvieran en ella los cuerpos puros y finos del sol o de la luna, inmediatamente los funde, y los convierte en su sustancia blanca tal como ella es, y da al cuerpo color, peso y tintura.
En ella hay también un poder de licuar o fundir todas las cosas que pueden ser fundidas o disueltas; es un agua ponderosa, viscosa, preciosa y merecedora de ser estimada, que resuelve todos los cuerpos crudos en su materia primera, o prima materia, a saber en una tierra y un polvo viscoso; esto es, en azufre y argentum vivum.
Si por tanto pones en este agua láminas, limaduras, o cal de cualquier metal, y lo dejas a fuego suave por algún tiempo, el metal se disolverá, y se convertirá en un agua viscosa, o aceite blanco, como se dijo anteriormente.
Así pues, molifica el cuerpo, y lo prepara para la licuefacción; sí, hace todas las cosas fusibles, a saber, piedras y metales, y después le da espíritu y vida.
Y disuelve todas las cosas con una solución admirable, transmutando el cuerpo perfecto en una medicina fusible, fundente y penetrante, más fija aún, y aumentada en peso y color.