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– Este episodio de mi vida sucedió hace una década, cuando me encontraba en la mitad de mis estudios secundarios, y hoy he querido compartirlo con ustedes.

Había crecido junto a un padre bastante inflexible, rudo e intransigente, y junto a una madre tierna y amorosa, pero los continuos choques de carácter entre mi padre y yo me molestaban tanto, que muchas veces me dormía con el firme deseo de querer morirme, además de convertirme en un ser muy introvertido y temeroso.

Desde los cinco años, estaba bajo tratamiento médico, ya que había empezado a vivir episodios extraños, donde de pronto empezaba a hablar en lenguaje no entendible y a los segundos volvía a la realidad sin recordar lo sucedido.

Este tratamiento se basaba en tomar medicamentos dosificados, los cuales me mantenían sin episodios mientras los tomaba.

A los catorce anos, próxima a presentar exámenes de colegio, una tarde sentí un sueño inmenso, y le pedí a mi madre que me despertara en dos horas para continuar estudiando. Pero al hacerlo, no respondí a ningun llamado ni movimiento. Había entrado en estado de coma, según los médicos, por algún tipo de reacción alérgica al tratamiento, y dijeron a mis padres que no era factible que me recuperara o saliera de ese estado vegetativo.

En ese espacio de tiempo, por alguna extraña razón, recuerdo perfectamente el llanto de mi mama junta a mi cama, la preocupación de familiares y amigos ante lo sucedido y el aislamiento de mi padre.

Al cabo de dos días, entró a la habitación un médico de tez morena y le dijo a mi mama que no se preocupara por mi, que pronto estaría bien. Ella se quedo mirándome ante la frase dicha por el doctor, y al voltear a mirarlo para contestarle el comentario no vio a nadie en la habitación.

Al rato llegaron otro médico y una enfermera para el control respectivo y cuando mama comentó que ya me había visto otro medico y lo describió detalladamente, le comentaron que no había ningún médico con esas características trabajando en esa clínica.

Al rato del suceso, me desperté llorando y pidiéndole perdón a mi mama por el dolor que sintió y por todo lo que había hecho por mi durante toda mi vida, también solicite hablar con algunos familiares lejanos porque tenia cosas importantes que contarles, en fin llegué con un amor por la vida y por los que me habían dado tanto amor…

A partir de ese instante siempre nos quedó la duda de quien pudo ser ese “ángel” que le dijo a mi mama que pronto estaría bien, pero lo mejor de todo, es que a partir de ese momento, me volví una mujer con mucho carácter, luchadora, y sobre todo intuitiva, de modo que a veces se de las cosas que van a suceder, interpreto los sueños de mis amigos y los míos, y a veces veo mas allá de lo que podría imaginar, de modo que esa experiencia me enseñó lo grande que es Dios y que El nos tiene a todos en este mundo para alguna misión especial.

Había entrado en estado de coma. Me enseñó lo grande que es Dios

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