– Mi hermano murió el día 13 de septiembre 2015. El y yo éramos como almas gemelas, nos entendíamos de lo mejor, parecía mi padre. Resulta que el día que murió yo no podía dormir, tenía una gran inquietud. Caminaba de un lado a otro, y a las doce de la noche sonó el teléfono y era mi hermano (menor que él), quién me dijo gritando: ¡murió Rubén!. Yo no lo podía creer, y me dio una crisis horrible. Entré en shock. Estuve dos días como inconsciente, pues hacía las cosas sin control.
El día de mi cumpleaños, el 23 de noviembre justo a las doce de la noche se encendió el reproductor de sonidos de mi casa a todo volumen y todos salimos corriendo.
Nadie sabe por qué eso ocurrió. Digo que la muerte ayuda mucho para la vida. Estuve soñando con él todas las noches seguidas hasta el 31 de diciembre. El día anterior soñé que él me dijo :”Liz me tengo que ir por que éste no es mi lugar”.
Después nació mi sobrino justo el día de su cumpleaños, nos causó impresión a todos, pero ese niño trajo la alegría que el se llevó cuando murió.
Luego fuí a donde una señora que lee las cartas, y justo cuando le dije a ella que me dijera cómo estaba él se prendió un equipo de sonido y la mujer dijo que estaba allí. Yo no podía aguantar las ganas de llorar, lo sentí allí a mi lado, y él me dijo que su misión en la tierra ya la había cumplido y que me había dejado encargada de la familia por que el sabía que yo podía hacerlo.
La mujer me dijo también, que él siempre está conmigo porque nosotros somos almas gemelas y que en vidas pasadas éramos padre e hija. Llegué triste y a la vez feliz a mi casa por haber sentido su espíritu allí conmigo, y como yo me quedé con todas sus cosas sentí su olor impregnando en mi casa.
En eso me pongo a llorar locamente y una brisa fuerte me secó las lagrimas y oí que me dijo: “No llores”.
Desde ese día sé que está bien allí y que no debo llorarlo. Todos tenemos una misión importante en la vida que cumplir y con esta experiencia comprendí el significado de la muerte.
