En la antigüedad, la Luna era considerada el reloj de la vida y recibía el título de reina del nacimiento y del crecimiento.
El conocimiento de los ritmos lunares y su influencia en la naturaleza proviene de una antigua sabiduría, que se ha consolidado a través de los siglos por la comprobación y el uso.
Lo más interesante es que funciona.
Las abuelas sabían mucho acerca de cómo aprovechar los cambios lunares, y usaban estos conocimientos para planificar su tareas domésticas.
La Luna ayuda a elegir el día más apropiado para cada actividad.
Las fases lunares actúan como las manecillas de un reloj biológico.
Por eso, lo mejor es tratar de planificar las actividades de acuerdo con ellas.
Si se está buscando fecha para mudarse de casa, ir al dentista o tomar una decisión importante, hay que observar la Luna.
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