Urticaria. Eritema local en la dermis que tiene su origen en alergias medicamentosas, contacto con plantas venenosas, picaduras de insectos o con la ingestión de alimentos en mal estado. Se inicia con una reacción de picor que da paso a abones que aparecen y desaparecen.
Eczemas. Pueden aparecer localizados en determinados puntos o bien generalizarse por todo el cuerpo.
Herpes. Se manifiesta a través de diminutas vesículas llenas de líquido que toman asiento preferente en zonas de transición entre la piel y la mucosa. Suele acompañar a procesos febriles (gripe, neumonía), anginas o los trastornos gastrointestinales.
La exposición excesiva al sol también puede favorecer su aparición. Es recomendable ingerir muchos jugos frescos vegetales, en especial del col, zanahorias, espinacas y berros.
Herpes Zoster. Como en el caso anterior, el agente que lo produce es un virus. Dolor, enrojecimiento e hinchazón forman parte de sus síntomas. La enfermedad remite con la desecación de las vesículas, aunque los dolores sobre las antiguas zonas afectadas suelen prolongarse durante largo tiempo.
Psoriasis. Las causas de esta enfermedad, en muchos casos incurable, no están del todo claras. Comienza con escamas de diferentes tamaños sobre todo en codos, pliegues cutáneos, rodillas, uñas y alrededor del cuero cabelludo, aunque puede colonizar toda la epidermis.
Fotosensibilidad invernal benigna. Se trata de un nuevo tipo de dermatosis asociada a la práctica del esquí y otros deportes de invierno. La exposición al sol sin protección genera picor, hinchazón de cara, párpados y dorso de las manos y hasta pequeñas vesículas.
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