El estrés producido por las prisas y las presiones, generalmente durante la jornada laboral, tiene consecuencias nefastas para la piel.
La tensión contrae los músculos del rostro pronunciando las líneas de expresión.
Además, muchos empleos exigen viajar de noche o viajar frecuentemente, que también influye en el estado de la piel.
Muchas personas llevan a cabo trabajos que están sometidas a una gran tensión. Este estrés puede desembocar en problemas como fatiga nerviosa, enfermedades digestivas e insomnio que se reflejan en la apariencia.
Para relajarse tras una jornada excesivamente intensa es conveniente seguir estos consejos:
Poner una música relajante y una luz tenue para relajar los sentidos
Darse un baño con aceites de lavanda y agua caliente. Este aceite se vende en herbolarios.
Aplicarse una mascarilla relajante para el rostro, para así facilitar la relajación de los músculos y dormir mejor.
Utilizar cremas con poder soporífero y relajantes de venta en farmacias. Son mucho más saludables que los somníferos.
Trabajos nocturnos
Las personas que de repente ven cambiado su horario laboral y deben acostumbrarse a un horario nocturno suelen padecer alteraciones en el sueño y en la alimentación. Las consecuencias suelen ser un descanso insuficiente y un aumento de peso.
Es conveniente tomar una serie de medidas para paliar estos problemas.
Tomar una cena ligera exenta de alimentos grasos.
A mediodía, al despertarse, es recomendable hacer un desayuno muy fuerte.
Evitar picar constantemente mientras trabaja.
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