Para formar tu propia bodega:
1.- Aténte a tu personalidad, a tu entorno, a tus hábitos y al tipo de cocina que se haga en casa. La bodega ideal no existe, el gusto personal debe primar.
2.- Siempre que abras una botella de tu bodega, compra otras dos nuevas; así la bodega se mantendrá viva e irá cobrando valor con los años. Lleva una contabilidad exacta del consumo realizado y de las substituciones previstas. Conservar los tapones te puede ayudar.
3.- Lleva al día un “libro de bodega”, y apunta en él tus impresiones sobre cada vino que degustes. Esto te permitirá efectuar comparaciones entre ellos y comprar los que más te hayan gustado.
4.- De vez en cuando abre una botella para apreciar cómo envejece el vino. Si lo haces así, evitarás también desagradables sorpresas…
5.- Para saber cuanto tiempo debes dejar que el vino se oxigene una vez abierto y antes de servirlo, lo mejor es abrir una botella, verter un poco de vino en una copa, darle unas vueltas y probarlo. Al cabo de una hora repite la operación; si la diferencia es sensible, convendrá que abras el resto de botellas que tienes previsto servir, para que tengan tiempo de oxigenarse.
6.- Un gran crudo no se zarandea, es el vaso el que debe acercarse a la botella.