– Para suavizar el ajo, trínchalo con un cuchillo sobre la tabla mientras le agregas un poco de sal hasta formar una especie de crema.
– Cuando un diente de ajo se guisa pelado, pero no cortado, su aroma es mucho más suave.
– Para poder apreciar el sabor del ajo sin tener que vértelas con su agresividad, calienta los dientes, sin pelarlos, en el horno a temperatura media hasta que la pulpa se haya convertido en una pomada.
Luego trinchas los dientes de ajo, los pones en un colador, los lavas con agua fría y los escurres sobre un papel absorbente antes de emplearlos en el guiso.