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– Las plantas agarrarán mejor si pones unos granos de arroz o un puñado de cabello junto a las semillas o el esqueje que vayas a plantar.

– Un método bueno para acelerar la germinación de las semillas consiste en tenerlas entre 24 y 48 horas en un termo con agua caliente antes de sembrarlas. En el caso de que la capa exterior de las semillas sea muy dura, sustituir el agua por té caliente; el ácido tánico del té la ablandará

– Pon las semillas a remojo en agua por espacio de uno o dos días, luego sécalas bien y mézclalas con arena para que la siembra sea más uniforme.

Llena un recipiente con la tierra apropiada; si metes la mezcla de semillas y arena en una bolsita de plástico, sembrarás más fácilmente.

Para humedecer la tierra utiliza una regadera de flor fina para evitar la formación de grumos de tierra. Tapa luego la maceta con un cristal transparente.

Cuando las semillas hayan germinado y las plantitas tengan algunas hojas conviene aclarar la mata transplantando la mitad de ellas, y en cuanto el riesgo de heladas haya desaparecido puedes trasplantarlas a tierra firme.

Para averiguar si todavía tienen fuerza para germinar unas semillas viejas, somételas a la siguiente prueba.

Coge diez semillas de cada bolsa y extiéndelas sobre un trozo de papel secante humedecido en agua o sobre turba humedecida y puesta en un plato.

Consérvalas al calor y observa: si al cabo de una semana siete de cada diez semillas no han germinado, es inútil que las plantes, más vale que las tires.

– Acelerarás la germinación de las semillas poniéndolas en posos de café húmedo durante una semana entera. A continuación siémbralos. Se desarrollarán rápidamente.

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