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– Las calefacciones, salvo excepciones, suelen ser un castigo para las plantas, que sufren por la falta de humedad ambiente.

Un método bastante sencillo, práctico y eficaz de contrarrestar esta sequedad consiste en coger una bandeja de plástico, de unos cinco centímetros de profundidad, cubrir su fondo con grava y echar encima una segunda capa de guijarros.

Agrupa las macetas en esta bandeja, y deja que el agua de riego sobrante se estanque en el fondo de la bandeja.

Lo único que tienes que evitar es que el nivel del agua de la bandeja llegue a la base de las macetas, pues sus raíces podrían resultar afectadas y pudrirse.

– La humedad del aire es un elemento imprescindible para la vida de las plantas; si la humedad es insuficiente, sus hojas pierden prestancia, y aumentar la frecuencia de los riegos no hará más que empeorar las cosas.

Tender a secar la ropa en las proximidades de las plantas es un buen sistema de proporcionarles humedad.

Puedes usar también el clásico vaporizador y, si tienes muchas, adquirir un humidificador eléctrico y, en torno al mediodía, conectarlo un par o tres de horas.

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