– Corta las hojas y las flores marchitas de tus plantas de forma regular porque si no lo haces estimulas el desarrollo de enfermedades. Los hongos tienen tendencia a desarrollarse en esos lugares. Por consiguiente, cuando cortes partes de la planta que ya estén enfermas, utiliza únicamente unas tijeras limpias. Lo mejor sería que las desinfectaras de alguna manera para evitar que luego se conviertan en un elemento de contagio de enfermedades para otras plantas.
– La electricidad estática es motivo de que las hojas de una planta atraigan el polvo. Por desgracia, esta capa de polvo que se acumula sobre ellas dificulta la respiración de la hoja y, sobre todo, su fotosíntesis, al rebajarle la intensidad de la luz. Por consiguiente, es importante que procedamos a quitar el polvo de las hojas con regularidad. Limpiaremos con un pincel o una brocha de afeitar las hojas de aquellas plantas que no toleren el agua y someteremos las de las demás especies a frecuentes duchas
– Si te gustan las plantas de follaje abigarrado y compruebas que de repente la planta empieza a desarrollar algunas ramas que producen sólo hojas de color exclusivamente verde, apresúrate a eliminarlas, pues si no lo haces así, toda la planta acabará produciendo sólo hojas verdes y perderá el encanto de su policromía.