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– El polvo no se posa en la misma cantidad sobre los cristales de las ventanas, o cristales en general, si al agua con que vas a limpiarlos le añades unas gotas de glicerina.

– Si lavas los trapos de polvo en agua tibia y le añades un par de gotas de glicerina, comprobarás que luego los trapos recogen el polvo mucho mejor.

– Los mejores trapos de polvo que puedes encontrar son unos guantes viejos. Cálzatelos en ambas manos y ponte a la tarea.

– Para evitar que el polvo cubra los muebles si te vas de casa por unos días, deja un plato con agua en cada habitación.

– Para quitar el polvo de las hojas de una planta, mejor es que uses un trapo seco que uno húmedo.

– A los libros se les quita el polvo con un plumero, nunca con otra cosa.

– El polvo de los tejidos de seda debe quitarse con un trozo de terciopelo y no con un cepillo.

– Donde más se ve el polvo es sobre los muebles oscuros.

Si, tras haberlo quitado como siempre, frotas el mueble enérgicamente con un par de medias de nylon viejas, verás cómo el polvo elige con preferencia otras superficies para posarse.

– Para que cuando quites el polvo éste no salga de un sitio para ponerse en otro, prepara una mezcla a partes iguales de vinagre y parafina.

Luego mojas en ella un trapo de polvo y verás cómo lo absorbe de la superficie por donde lo pasas.

Protégete las manos con unos guantes de plástico antes de proceder y luego guarda el trapo en un frasco para la siguiente vez que lo precises.

– Una prenda polvorienta se limpia mejor frotándola con una esponja húmeda que con el clásico cepillo.

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