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– Para no llevarte una desagradable sorpresa al sacar la ropa de la lavadora y ver que una prenda ha teñido el resto, efectúa antes una sencilla prueba que te indicará el grado de estabilidad de sus colores.

Sumerge una de sus puntas en agua caliente y lejía; estrújala después entre dos hojas de papel de cocina.

Si el papel resulta teñido por la prenda en cuestión, mejor será que elijas una temperatura inferior para el agua en tu programa de lavado o que laves la prenda aparte.

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