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– Los pies suelen hincharse a lo largo del día. Si compras tus zapatos por la tarde, evitarás errores de número.

– Para no resbalar con unos zapatos nuevos frota la suela con una patata cruda.

– Si los zapatos nuevos resbalan peligrosamente pasa un papel de lija por la suela.

– Los zapatos nuevos ya no resbalarán si pegas en la suela algunos parches de los usados para las cámaras de bicicleta.

– Si los zapatos te aprietan, ponlos en un colador sobre una olla de agua hirviendo. Póntelos luego y camina con ellos.

– Los zapatos de los niños mantendrán su brillo por más tiempo si, tras limpiarlos, los vaporizas con laca para el pelo.

– Unas gotas de zumo de limón rejuvenecen la crema de limpiar el calzado que se ha secado.

– Para evitar la aparición de callosidades, duricias, etc. cambia regularmente de calzado, y, sobre todo, no te pongas aquellos zapatos que te desuellan el pie.

– El calzado deportivo de lona blanca se te ensuciará menos si antes de ponértelo lo vaporizas con el producto de almidón que uses para la plancha.

– Para el tratamiento del calzado, emplea aceite de nuez, de oliva o cera de abejas. Aplica el aceite y saca lustre con una gamuza.

– El zumo de limón es un buen enlustrador del calzado de cuero marrón o negro. Saca brillo después con un paño mullido.

– El vinagre elimina las manchas dejadas por el agua en el calzado. Friégalas con un paño humedecido en una solución de vinagre y agua.

– Si los zapatos chirrían, hazlos callar aplicando un paño humedecido en aceite de linaza.

– Si el agua se cuela por la suela, impermeabilízala aplicándole trementina.

– Estrena los zapatos nuevos con suela de cuero en días soleados y secos, pues luego, cuando venga la lluvia, resistirán mejor la humedad.

– Si resbalas, pasa un poco de papel de lija por las suelas de los zapatos y luego las untas con una solución de caucho.

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