Es un buen momento para hacer un balance de nuestras deudas sociales, y saldarlas.
Es un buen momento para agradecer por medio de un obsequio al padre o a la madre de aquel compañero de colegio de nuestro hijo que recoge todos los días al nuestro y lo lleva o lo trae de la escuela, sin que nosotros, por las razones que sea, hagamos lo propio con el suyo.
O es un buen momento para pensar en aquel amigo que no hace todos los años la declaración de la renta y luego no nos quiere cobrar; o en el médico o el abogado, compañero de colegio, que nos ha atendido en varias ocasiones y que ha dado siempre largas al asunto cuando hemos tratado de pasar cuentas.