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La primavera comienza el 21 de marzo, día del equinocio en el que las horas del día se igualan con las de la noche. Durante los próximos seis meses, hasta el día del equinocio de otoño, la luz y el sol serán elementos importantes en toda nuestra actividad.



Según el sistema chino de los cinco elementos a la primavera le corresponde el elemento madera, que gobierna los meridianos del hígado y la vesícula biliar.

El hígado y la vesícula se encargan de realizar funciones esenciales cómo la asimilación y el metabolismo de muchas sustancias que introducimos en nuestro cuerpo.

Yoga en primavera

Desde el punto de vista de las terapias naturales cuando el hígado está sobrecargado pierde capacidad para desintoxicar la sangre, por lo que las toxinas permanecen en la sangre durante más tiempo; esto será causa de numerosos trastornos que se manifestarán en las zonas más débiles del organismo, cómo ocurre en el caso de muchas alergias.

El hígado está relacionado con la capacidad de planificación y organización, y la vesícula biliar con nuestra habilidad para tomar decisiones acertadas y llevarlas a cabo. Un desequilibrio en cualquiera de estos meridianos puede ser causa de juicios erróneos, de una incapacidad para organizarnos y tomar decisiones.



Los tejidos gobernados por la primavera y el elemento madera son los músculos, ligamentos y tendones; todas las partes que nos dan fuerza y flexibilidad, y mantienen nuestra cohesión.

Yoga en primavera

Un desequilibrio del elemento madera, y de los meridianos del hígado y la vesícula se refleja en los músculos: ¿Quién no ha sentido alguna vez cierta sensación de flojera muscular y cansancio, al principio de la primavera?.

Una forma natural y eficaz de evitar la astenia primaveral es equilibrar estos meridianos mediante estiramientos de yoga.



El Meridiano del Hígado


El meridiano del hígado comienza en el ángulo interno de las uñas de los dedos gordos de los pies, sube por las caras internas de las piernas, atraviesa el abdomen hacia el hígado y termina en los pulmones.



Ejercicios de Yoga para equilibrar el meridiano del hígado.


La Media Postura del Puente

– Extendidos boca arriba, con las piernas flexionadas y ligeramente separadas, llevamos las manos a los tobillos, aprovechando la inspiración elevamos el cuerpo. Mantenemos los glúteos contraidos presionando hacia arriba.

Beneficios:
Fortalecemos piernas, glúteos y músculos de la espalda, ejercemos un beneficioso masaje sobre la zona de los hombros y cervicales.

Postura Lateral
– De rodillas, proyectamos una pierna hacia un lado manteniéndola bien estirada. Elevamos lo brazos, inspirando, entrelazamos las manos y estiramos la columna.

– Flexionamos el tronco lateralmente hacia la pierna estirada, manteniendo la cabeza entre los brazos, la cara mirando al frente, y los brazos estirados.

– La concentración mental en la respiración o en los músculos de los costados.

– Mantenemos la postura entre 30 y 45 segundos y hacemos el cambio.

Beneficios:
– Ampliamos la capacidad de dilatación del tórax, ya que estamos estirando los músculos intercostales, que son los encargados de dilatar la caja torácica, con lo que favorecemos la función respiratoria.

– Estiramos toda la musculatura del tronco, brazos piernas y cuello.

– Estiramos y fortalecemos los músculos de los costados, y los de las caras internas de las piernas.

– Dotamos de elasticidad a la columna hacia los lados.

– Masajeamos profundamente el hígado al flexionar hacia la derecha, y páncreas y bazo al flexionar hacia el lado izquierdo.

– Estimulamos también el tránsito intestinal.

El Meridiano de la Vesícula Biliar.
El Meridiano de la vesícula biliar comienza en el ángulo externo del ojo, baja por la parte posterior del cuello, zigzaguea por los costados y baja por los lados de las piernas, terminando en el cuarto dedo del pié.

Ejercicio de Yoga para equilibrar el meridiano de la vesícula:



Postura de Torsión

– Nos sentamos con las piernas juntas y estiradas, flexionamos una de las piernas y la pasamos por encima de la otra, apoyando la planta de pié a la altura de la parte externa del muslo. El pie queda paralelo al muslo, la planta apoyada en el suelo. Pasamos por delante de la pierna que hemos cruzado el brazo del lado contrario a la pierna, y llevamos la mano hacia la rodilla. El brazo queda completamente estirado, con la cara interna mirando hacia fuera.

– El brazo que queda atrás, nos ayudará a intensificar la torsión. La palma de la mano la apoyamos en el suelo, e intensificamos el giro con el tronco.

– Mantenemos la columna tan erguida como nos sea posible en esta postura, y la barbilla también erguida. La cara la giramos en el sentido de la torsión.

– Hacemos respiraciones profundas, regulares.

– La concentración mental en la respiración o en la espina dorsal.

Beneficios:

– Esta postura va dotando de elasticidad a la columna hacia los lados. Favorecemos en general toda la estática de la columna. Prevenimos desviaciones de la columna como lordosis, cifosis o escoliosis.

– La torsión de las vértebras favorece la hidratación de los discos intervertebrales.

– Estiramos todos los nervios espinales, tiene un efecto revitalizante sobre el sistema nervioso.

Yoga en primavera

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