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La inactividad favorece la aparición de algunas de las situaciones
más conflictivas en el domicilio (persecución del cuidador o
deambulación errática, entre otras), por lo que conviene evitarla
siempre que sea posible.

Hay que animar al enfermo a participar
en distintas tareas y ofrecerle estímulos que le ayuden a mantener las
capacidades cognitivas y motoras durante más tiempo, aunque no se evita
el progreso de la enfermedad. Por tanto, es interesante valorar
actividades a llevar a cabo dentro y fuera de casa, siempre de forma
organizada.

A la hora de desarrollar determinadas actividades hay que tener en cuenta varias cuestiones:

  • Debemos
    centrarnos en las habilidades que tiene en la actualidad, no en las que
    ha perdido, y en todo aquello con lo que puede disfrutar.
  • Tenga en cuenta sus aficiones, sus intereses y su vida laboral: busque actividades relacionadas con éstas.
  • Haga un listado de posibles tareas a desarrollar, teniendo en cuenta la opinión del enfermo.
  • Recuerde que el aprendizaje se ve limitado: incluya sólo aquello que ya conoce y que ha practicado anteriormente.
  • Pruebe
    a llevar a cabo las tareas sin desanimarse si no lo realiza
    correctamente: inténtelo de nuevo y cambie de actividad si es preciso
    (si se pone nervioso, si se niega repetidamente, etc.).
  • Establezca
    una rutina diaria. Aunque inicialmente encuentre resistencia, insista.
    Acabará aceptando. Incluya actividades de autocuidado y de ocio,
    ejercicio físico e intelectual; alterne con períodos de descanso y
    soledad controlada.
  • Evite la saturación de tareas.
  • Programe
    para la mañana lo que requiere más esfuerzo y para la tarde las tareas
    más distendidas (es el momento en que están más inactivos y se agitan
    más fácilmente).
  • Aquello que antes realizaba sin problemas, ahora se verá dificultado, téngalo presente: a veces habrá que simplificar la tarea.
  • Pruebe
    actividades de lectura, escritura y cálculo, siempre de forma sencilla
    y bajo supervisión. Como estas capacidades estarán limitadas, no
    provoque más frustración y nerviosismo.
  • En fases avanzadas, busque actividades sencillas y de contención:
    tareas repetitivas como hacer ovillos de lana, enhebrar piezas en un
    cordón o limpiar una mesa con un paño pueden dar buen resultado.
  • En todo lo que haga, controle el material a utilizar: que no sea
    tóxico, no utilice elementos pequeños que se pueda tragar, ni
    cortantes. Supervise siempre y esté atento a las demandas de ayuda.
  • Refuerce todo intento de participación. Hay que valorar el esfuerzo que le supone realizar las actividades.
  • Compruebe siempre que su familiar lleva puestos los aparatos que
    necesita (gafas, audífono, muleta) y vigile el entorno: tranquilo, bien
    iluminado, sin ruidos…
  • Haga que se sienta útil cuando participe, transmita lo importante
    que le es su ayuda. Tiene que sentirse valorado y aceptado. Todo lo
    expuesto son ayudas de intervención que deberá ajustar al nivel de
    funcionamiento de su familiar.
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