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Hay algunas cosas en las que Géminis y Piscis se parecen. Ambas partes dan una impresión general de ser personas esquivas, de escaparse siempre de las manos, con un talento camaleónico para el camuflaje. Sus maniobras mentales y físicas son rápidas. Hay algunas cosas que estos dos signos pueden compartir dichosamente, como por ejemplo la valoración de la belleza.

También se parecen porque es difícil conseguir que presten estrictamente atención a lo que se les dice, o miren de frente a su interlocutor durante algo más de un segundo. Ambas mentes deambulan, aunque por razones distintas. Deben lidiar con vibraciones de tensión, pues sus naturalezas son totalmente distintas y sus motivaciones les resultan mutuamente inexplicables durante la mayor parte del tiempo.

Las situaciones dolorosas asociadas con sus familiares o con sus carreras individuales pueden servir de marco a los estallidos de desavenencias. Su acomodamiento sexual no estará desprovisto de esfuerzos. Ni a Géminis ni a Piscis les hace falta una pasión fogosa para que el acto amoroso les proporcione la satisfacción de la auténtica intimidad; son capaces de adaptarse a los caprichos y deseos efímeros de su pareja con una facilidad pasmosa.

Sin embargo, es posible que a su unión le falte una fusión física realmente profunda; a estos dos nunca les resulta fácil convertirse en una sola carne o conocerse sexualmente en un sentido bíblico. Ambos prefieren que sus números de teléfono no figuren en la guía y valoran la intimidad y la libertad por encima de todo.

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