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– Para sacar lustre a una pieza de oro, haz lo siguiente: métela en un cazo con agua y un poco de champú y llévalo a ebullición durante unos minutos; después la limpias con un cepillo pequeño, la aclaras bien y la lustras con un paño que no suelte pelusa

– Si una pieza de oro está muy sucia, puedes ponerla a remojo en agua con lejía, en una proporción de 5 partes de agua por 1 de lejía. Aclara y saca lustre con una gamuza.

– Una pieza de oro queda como nueva si la pones a remojo en agua caliente y lavavajillas. Al poco tiempo, aclara y seca.

– Las joyas delicadas de oro o de plata recobrarán su brillo si las dejas una noche en un baño de alcohol de 90º. Déjalas secar en serrín.

– Las alianzas de oro pueden untarse con dentífrico y frotarlas luego con un cepillo de dientes para limpiarlas. Aclara luego.

– Para limpiar una pieza de oro mate conviene dejarla reposar un cierto tiempo en alcohol.

– Un par de gotas de amoníaco en un litro de agua caliente bastan para devolver todo su brillo a cualquier joya de oro.

– Antes de emprender la limpieza de una cadena que siempre supusiste que era de oro, efectúa la prueba para cerciorarte. Frota ligeramente un eslabón contra una piedra de silex, de manera que deje una raya metálica. Acerca entonces la llama de una cerilla o de un encendedor; si la raya se mantiene, es oro. Nada más sencillo entonces que limpiarla: un simple baño en agua jabonosa bastará para devolverle todo su esplendor. Pero nada impide que diluyas en ella alguno de los productos de limpieza que usas habitualmente. Sácale lustre luego con un paño suave y que no suelte pelusa.

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