Una cocina bien ordenada:
– Aquello que es de uso frecuente al alcance de la mano.
– La sal, el aceite, el azúcar, etc. deben estar en primera fila. Lo que uses con menos frecuencia, al fondo de los armarios
– Un pequeño anaquel sobre la superficie de trabajo puede ser una buena solución para resolver este problema. Evita situarlo en las proximidades de la encimera para que no reciba salpicaduras.
– Conservas y pastas a la altura de los ojos para poder leer las etiquetas.
– Algunos electrodomésticos no se usan porque no están a mano. Si no tienes espacio para poder tenerlos así, no multipliques inútilmente estos aparatos.
– Reserva los estantes bajos para sartenes, ollas y otros utensilios de gran tamaño. Todos ellos, difíciles de manipular, se guardan mejor en la parte baja de los armarios.
– Gana espacio y comodidad: piensa en colgar tazas y copas.