– Para evitar que el dormitorio dé sensación de desorden, cuelga siempre la ropa en el armario o en el baño.
– Almacena siempre varias bombillas de los tipos e intensidades más comunes en tu casa.
– Barriendo y fregando a diario la cocina evitarás la acumulación de sociedad, y mantenerla limpia será más sencillo.
– Coloca el rollo de papel cocina en las proximidades del fregadero.
– Rellena cazos y ollas con agua una vez vacíos de lo que hayas guisado. Serán más fáciles de lavar porque los restos no se incrustarán.
– Coloca las cosas de uso habitual en la parte delantera de los armarios, allí donde estén más a mano.
– Guarda las sartenes en los estantes bajos del armario y las cosas que menos usas en los más altos.
– Apila los platos si es posible. Te ocuparán menos espacio.
– Guarda las bandejas separadas unas de otras, en bandejeros compartimentados.
– Asegúrate de que la altura de las superficies de trabajo y el resto de superficies de la cocina tengan la altura justa.
– Procura que la cocina esté alicatada en su mayor parte, pero, sobre todo, en las proximidades de los fogones para que la grasa sea más fácil de quitar.
– El espacio mínimo para organizar una despensa independiente es de 2 m2.
– El lugar elegido debe ser seco y su temperatura no superará los 12/15º. Si hay radiador de calefacción en la pieza, tenlo siempre apagado.
– La buena ventilación es indispensable. Si no la tiene de origen y no le aprovecha la de la habitación vecina, instala un extractor.
– La iluminación artificial mejor que sea a base de fluorescentes, que no despiden calor, y en colores naturales para no falsear el aspecto de los alimentos.
– Tanto el pavimento como las paredes deben ser impermeables y fácilmente lavables. El azulejo es un buen recurso.
– Mejor que la puerta de la despensa se abra hacia afuera para no reducir el espacio interior.
– Un sistema de estantes para almacenamiento es el más aconsejable. Su profundidad basta con que se mueva entre valores de 35/40 cm. para una de las paredes, y de 20 cm. o poco más, para el resto.
– Deshazte de objetos inútiles: generalmente el desorden tiene su origen en la acumulación de objetos nuevos, sin que previamente se hayan eliminado los que ya no se usan.
– Mide y anota las dimensiones de cada armario de la casa: longitud, altura, profundidad y resta el espacio que ocupan los estantes y las puertas. Con estas medidas en la mano, podrás decidir mejor qué es lo que va destinado a cada armario.
– Prevé un fácil acceso para las cosas, pues si resultan poco accesibles, es como si las hubiéramos tirado, pues pronto nos olvidamos de ellas.
– Formúlate siempre la pregunta fundamental: ¿Lo voy a usar a menudo?. Cada objeto debe estar tan cerca como sea posible de su lugar de uso.