– La prenda de cachemira quedará mucho más esponjosa si añades una cucharada de bicarbonato de sosa al agua del último aclarado.
– Toma nota de que un programa de lavado a 90º consume cuatro veces más energía que otro a 40º. Y extrae las consecuencias.
– Para no llevarte una desagradable sorpresa al sacar la ropa de la lavadora y ver que una prenda ha teñido el resto, efectúa antes una sencilla prueba que te indicará el grado de estabilidad de sus colores. Sumerge una de sus puntas en agua caliente y lejía; estrújala después entre dos hojas de papel de cocina. Si el papel resulta teñido por la prenda en cuestión, mejor será que elijas una temperatura inferior para el agua en tu programa de lavado o que laves la prenda aparte.
– Lava la ropa blanca a 70º y no a 90º.
– Antes de lavar una falda plisada hilvana los pliegues.
– Las blusas de seda se lavan en agua caliente y se envuelven en una toalla seca. A las cinco horas, plánchalas.
– Las telas de algodón negro, incluso jerseys oscuros, parecen nuevos lavados con agua y cerveza.
– Si tienes prisa en ponerte unas medias recién lavadas, cuélgalas de un toallero y sécalas con el secador del pelo.
– Los tejidos de nylon recuperan elasticidad si se añade una cucharada sopera de vinagre al agua de lavado.
– Si al efectuar el último aclarado de la ropa añades un poco de vinagre, evitarás que los colores se corran.
– Una cucharada de bicarbonato de sosa en el agua del último aclarado confiere esponjosidad a las prendas de cachemira.
– Las piezas de lana y seda no amarillearán si al agua del último aclarado le añades una cucharada de amoníaco por litro de agua.
– Lava las mantas de lana en agua jabonosa fría y cuélgalas sin retorcerlas.
– Un cocimiento de 15 hojas de yedra por litro de agua es un preparado muy práctico para lavar prendas de lana oscura.
– Una cucharada sopera de bicarbonato sódico añadido al detergente de la lavadora elimina de la ropa cualquier olor a sudor.
– No laves nunca con lejía una prenda en un recipiente de hierro, cobre o latón.
– El tul queda mucho mejor si, al lavarlo, añades al agua del aclarado un poco de azúcar.
– Las prendas de pluma tienen el inconveniente de que cuando se las lava se apelmazan y pierden su esponjosidad característica. Si introduces en la secadora una pelota de tenis junto con la prenda verás como queda mucho mejor.
– Si temes que una prenda nueva destiña en la lavadora, lávala primero a mano dos o tres veces y añade después vinagre blanco al agua de aclarado, a razón de 1 litro de vinagre blanco por 4 litros de agua, para fijar bien el color.
– Para que una prenda en tejido negro no pierda intensidad de color al lavarla en la lavadora, reemplaza el detergente que utilices habitualmente por detergente de lavaplatos que no contiene blanqueantes.
– Revisa sistemáticamente todos los bolsillos de las prendas antes de meterlas en la lavadora. Así evitarás que monedas, botones, etc., olvidados allí, puedan obstruir la bomba.
– Desabrocha siempre todos los botones de las prendas, sin olvidar los de los cuellos de las camisas y repasa los que estén sueltos o flojos antes de introducirlas en la lavadora.
– No mezcles prendas desigualmente sucias o cuyos tejidos sean de naturaleza muy distinta, como algodón y seda. Si, por falta de tiempo, te vieras forzada a ello, elige el programa adecuado al tejido más débil.
– Dales la vuelta, poniéndolas del revés, a todas las prendas antes de meterlas en la lavadora. Así se gastarán menos.
– Si lavas una prenda de color por primera vez, lávala a mano en agua tibia y añádele 2 ó 3 cucharadas soperas de vinagre blanco al agua de aclarado para fijar los colores.
– Calcula la carga de la lavadora. Una máquina estandar suele lavar 4 kilos de ropa de algodón muy sucia, 5 kg. de algodón medianamente sucio, pero sólo 2 kg, de tejidos sintéticos o delicados y 1 kg. de lana o tejidos finos.
– Para devolver su mejor aspecto a la ropa de algodón negro, aclárala en cerveza de vez en cuando.