– Si al guardar las prendas de lana te encuentras con que alguna de ellas ha adquirido brillo, no te desanimes.
Coge un litro de agua y añade dos cucharadas soperas de amoníaco, dos de ron y media de salitre.
Calienta este compuesto y mézclalo bien; luego frota con él las zonas brillantes de las prendas y plánchalas después por el revés.
Verás como probablemente los brillos desaparecen.