– Es mejor que a los espejos no les dé el sol; resulta perjudicial para el azogue.
– La humedad es fatal para los espejos. Para evitarla, La humedad es fatal para los espejos. Un espejo colgado de una pared húmeda no tarda en echarse a perder.
Una forma muy sencilla de evitarlo es cogiendo un tapón de corcho y cortando unos discos de igual grosor, que pegaremos en las esquinas de la espalda del espejo, de modo que éste deje de apoyarse en la pared y se cree un espacio por el que circule libremente el aire.
– Coge un tapón de corcho y corta unos discos de grosor parejo; pégalos en las esquinas de la espalda del espejo, para crear un espacio por el que pueda circular libremente el aire.
– No cuelgues nunca un espejo de forma que los rayos del sol incidan directamente sobre él, pues con el tiempo perderá su capacidad de reflejo.