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– Si esperas la visita de amigos fumadores y temes por el olor a tabaco frío que pueda quedarte en la casa cuando se vayan, empieza por distribuir por la habitación varios cuencos llenos de agua y añádele una esponja a cada uno de ellos.

Las esponjas retendrán los humos y el problema, como mínimo, se atenuará.

Si quieres que, además de esta función depuradora, actúen como ambientadores, no tienes más que añadir unas gotas del aceite esencial de tu preferencia al agua de los cuencos.

No habrá humo y sí perfume.

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