– Las prendas de cuero se planchan la mar de bien interponiendo un papel absorbente doblado en dos entre la prenda y la plancha.
– La clara batida a punto de nieve tiene la virtud de absorber el polvo que pueda tener el cuero sin dejar rastro.
– Los objetos de cuero conservan su suavidad impregnándolos de vez en cuando con lanolina o vaselina.
– Al cuero no le conviene el sol, ya que tanto puede palidecer como oscurecerse.
– Para recuperar un cuero endurecido, frótalo con una mezcla de agua caliente (1/2), aceite común (1/4), jabón disuelto (1/4).
– Frota las grietas de una chaqueta de cuero con un trapo y un poco de crema para las manos.
– Para preservar una pieza de cuero de manchas de moho, frótala de cuando en cuando con esencia de trementina.
– Con un paño humedecido en leche puedes limpiar tus zapatos de cuero oscuro. Saca brillo luego con un paño de lana.
– Un artículo de cuero liso que haya perdido su característica elasticidad y se haya endurecido, recobrará sus propiedades originales si lo tratas con un poco de aceite de ricino.