– De vez en cuando, vacía los posos del café en el fregadero; se llevarán la grasa de las cañerías por delante.
– Para renovar un cacharro viejo, báñalo en café: adquirirá una tonalidad ambarina muy cálida.
– El poso del café constituye un excelente alimento para tus plantas.
– Si quieres dibujar, pero no tienes tinta china, prueba de hacerlo con un café cargado.
– La borra de café, húmeda, es útil para limpiar los azulejos.
– No dejes restos de café en el molinillo; comunicaría un mal sabor al café siguiente.
– Para quitar el olor a rancio de una cazuela de barro, pon un poco de agua y cuece en ella los posos del café.
– Si el fregadero huele mal, pon un puñado de posos de café en el desagüe y echa agua hirviendo.
– Si un paquete de café, abierto, lo conservas en la nevera, guardará mejor su aroma.
– Los posos de café, húmedos, sacan brillo a los objetos metálicos si los frotas con un trapo.
– Para limpiar una botella, echa un puñado de posos de café y agua con vinagre, y agita.
– Los posos de café, bien secos, sirven para sacar brillo al parquet.
– En caso de necesidad, un par de servilletas de papel pueden sustituir el filtro de la cafetera.
– Para que el filtro de papel de la cafetera no caiga hacia adentro humedécelo un poco y pégalo al recipiente del filtro.
– Un par de cucharadas de posos de café, agua y vinagre a partes iguales es la fórmula para la limpieza de jarrones. Agita bien.
– Una taza de café con un zumo de limón constituye un excelente remedio para calmar la jaqueca.
– Si el café tarda en salir de la caferera puesta al fuego, pasa su base bajo el grifo de agua fría y saldrá enseguida.
– Si eres de las/os que muelen el café en el molinillo y te encuentras con que cuando vienen los invitados no tienes más que un café que ya lleva tiempo en la lata, trata de resolver el problema mediante el siguiente procedimiento: Un cuarto de hora largo antes de molerlo, ponlo a remojo en agua fría. Luego, cuando vayas a molerlo, lo escurres bien y lo secas calentándolo en una sartén junto con una pizca de azúcar. Ten cuidado y no lo quemes. Luego lo mueles y preparas el café como lo haces normalmente. A lo mejor no resulta un café de primera, pero seguro que será mucho mejor que lo hubiera sido sin haberlo sometido a este tratamiento de urgencia.