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– Los geranios pueden multiplicarse a partir de sus esquejes. La mejor época para hacerlo es la que va desde mediados de agosto hasta mediados de septiembre. Necesitas un esqueje de unos diez o quince centímetros de largo con, como mínimo, un par de hojas. Arranca las hojas sobrantes, así como las flores y los capullos. Introdúcelo en una maceta con una mezcla de turba y arena. Mete la maceta en una bolsa de plástico transparente, que actúe como si fuera una campana. De esta forma el aire conservará su humedad. Quita la bolsa de plástico a las dos semanas y trasplántalo a las diez a una maceta mayor. Durante dos o tres semanas conviene para el desarrollo de la planta que le elimines las ramificaciones superiores.

– En verano, los geranios han de regarse de forma regular. Requieren bastante agua, pero, cuidado, la humedad estancada les pudre muy fácilmente las raíces. Por consiguiente, es mejor esperar a que la tierra esté algo seca. Una forma de enterarse del estado de humedad de la tierra en la capas profundas es introduciendo una varilla metálica. Si al sacarla lleva tierra húmeda, quiere decir que todavía puedes esperar a regar. Corta siempre las flores y las hojas marchitas de lo geranios.

– Los geranios se sienten tan a gusto en un balcón orientado al sur como en uno orientado al este o el oeste, con su sol matinal o de poniente, respectivamente. Y florecen hasta octubre. Los hay de flor roja, rosa, blanca, violeta o bicolor, de flor simple y de flor doble, de crecimiento vertical, y colgantes. Combinan a la perfección con otras plantas, como margaritas blancas o – en lugar algo sombreado – fucsias. Son plantas que, en verano, requieren riegos abundantes, aunque siempre procurando no inundar sus raíces. Hay que cortar con un cuchillo afilado tanto sus hojas como sus flores secas. Abónalos semanalmente. Entre mitad de agosto y mitad de septiembre puedes proceder a plantar esquejes. Deben tener entre 7 y 10 centímetros y poseer como mínimo un par de hojas bien formadas.

– Los vulgares geranios trepadores, si los modelas a tu gusto y los sitúas en un lugar en que puedan recibir su ración de sol, pueden darte la cascada de flores más espectacular.

– Unos investigadores norteamericanos, que estudiaban el maíz y otros vegetales, han descubierto que las plantas emiten un cierto chillido cuando se sienten faltas de agua. No son evidentemente aullidos, pero sí una especie de queja cuya frecuencia es inaudible para el oído humano y que sólo puede captarse con aparatos supersofisticados. La explicación que dan es muy simple: estos gritos provienen de la ruptura de los vasos que aprovisionan de agua y alimentos a las hojas de estas plantas. Por consiguiente, riégalas si quieres dormir en paz.

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