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La hipótesis de que una nutrición adecuada puede colaborar en la
terapia curativa del cáncer, interactuando con los mecanismos de la
quimioterapia, comienza a abrirse paso entre los científicos y
especialistas (oncólogos y nutricionistas) que trabajan en la lucha
contra esta enfermedad, primera causa de mortalidad en el varón y la
segunda entre mujeres.


Concretamente se destaca el posible papel del ácido eicosapentanoico
(EPA), que “podría reducir la resistencia a fármacos, por cambios en la
fluidez de la membrana de la célula tumoral”.


Esta es la opinión del Dr. José María Argilés, del departamento de
Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad A. de Barcelona, que
ha participado en el curso Avances en Nutrición y Cáncer, organizado
por el Centro Oncológico MD Anderson International España con la
colaboración de Abbott Laboratories. El MD Anderson es actualmente
referencia mundial en investigación y terapia del cáncer.


LA CAQUEXIA, FACTOR MORTAL


Por el momento los expertos coinciden en resaltar el importante papel
de la nutrición en el tratamiento de soporte para mejorar la
supervivencia del paciente oncológico. En este sentido, el Dr. Argilés
recordó que la caquexia o desnutrición extrema es un complejo síndrome
presente en más de dos terceras partes de los pacientes que mueren de
cáncer avanzado, y puede ser la causa directa de una cuarta parte de
los fallecimientos por cáncer.


Por su parte, la Dra. Carmen Gómez Candela (Unidad de Nutrición Clínica
y Dietética, Hospital La Paz), subrayó que los objetivos de cualquier
tratamiento antineoplásico no sólo van dirigidos a curar la enfermedad,
sino que es también esencial prolongar el tiempo de vida útil y
conseguir que esta sea una vida de calidad. En este sentido el
tratamiento nutricional no sólo persigue una estabilización o ganancia
de peso, sino también promover la síntesis muscular, estimular la
función inmune, no favorecer el desarrollo del tumor, no disminuir el
apetito, aportar nutrientes y alimentos con unas características
organolépticas óptimas y con un sabor agradable. En este sentido hay
que tener en cuenta que el paciente oncológico sufre con frecuencia
alteraciones del gusto y el olfato, ocasionadas por la propia
enfermedad o por el tratamiento (quimioterapia, radioterapia o
cirugía), como explicó el Dr. Eduardo Raboso (Unidad de Cabeza y
Cuello, MD Anderson International España).


EL PAPEL DEL ACEITE DE PESCADO


En el curso se han expuesto las conclusiones de distintos estudios
donde se demuestra que el aceite de pescado disminuye la incidencia de
cáncer e incrementa el tiempo de supervivencia en pacientes
oncológicos. La eficacia del aceite de pescado se basa en el papel de
los ácidos grasos omega 3 y omega 6, en cuya familia destaca el EPA. En
la actualidad se ha diseñado una fórmula que combina energía,
proteínas, EPA, vitaminas y minerales, con resultados de gran eficacia
frente a la pérdida de peso o caquexia en el cáncer. Estos resultados
se concretan en: disminución de la respuesta inflamatoria, disminución
de la producción de citoquinas proinflamatorias, atenuación de la
síntesis de proteínas de fase aguda, disminución del nivel/actividad
del factor inductor de proteolisis (PIF), atenuación de la pérdida de
peso inducida por el tumor, enlentecimiento de la progresión tumoral en
animales de investigación e incremento de la supervivencia.


Como fuentes alternativas de ácido eicosapentanoico se ha citado
también el papel de las algas y productos transgénicos, pero las
opiniones coinciden en que la que mejor resultados está ofreciendo es
el aceite de pescado.

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