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La mayoría de las pigmentaciones oscuras o despigmentaciones que aparecen en la piel son causadas por acné, infecciones cutáneas o consumo de hormonas. Es fundamental saber qué las provoca para combatirlas.

La piel es el órgano más grande del cuerpo… hay que cuidarlo. Es delicado, sensible y proclive a infecciones cutáneas. No es fácil lucir una piel hermosa. Diversos factores como la combinación de estrógenos, luz solar y predisposición genética provocan manchas en la piel. Pero también pueden aparecer debido al consumo de tabaco, contaminación, estrés, infecciones, hongos, medicamentos antiinflamatorios, diuréticos, medicamentos para el dolor y ciertos fármacos sicoactivos.

Melasma es el nombre médico que se les da a las manchas de la piel, se asocia a elevados niveles hormonales (estrógenos y progesterona) y es más frecuente en mujeres de piel morena. Con frecuencia, aparecen en frente, sienes, mejillas, labio superior y nariz, y pueden tener un patrón simétrico (en ambos lados de la cara).

Los tratamientos más comunes en la medicina tradicional son a base de hidroquinonas, la que inhibe la producción de melanina. Pero también muchos dermatólogos recomiendan combatir las desagradables manchas aplicando en la zona afectada productos de cosmética que contengan ácido glicólico. Se trata de una sustancia que forma parte del complejo de ácidos hidroxílicos, que se encuentran en las frutas y la leche ácida. Sus bondades también se extienden a las marcas de acné, arrugas y líneas de expresión.

Para combatir el melasma también existen productos que poseen un ingrediente llamado esqualene. Este se encuentra en el aceite de hígado de tiburón de aguas marinas profundas, pero también en pequeñas cantidades en diversos tipos de aceite como el de oliva, de palmera, de germen de trigo, de amaranta, salvado de trigo y levadura.

El esqualene funciona como antioxidante, protegiendo a la piel de los radicales libres, sobre todo en las manchas que se producen como consecuencia de la exposición prolongada a rayos ultravioleta y otras fuentes de radiación ionizante. En el mercado existen productos para la piel que tienen este ingrediente en conjunto con otros antioxidantes, como la vitamina A y E. Diversas investigaciones han arrojado que este componente cosmético funciona como protector contra los xenobióticos lipofílicos (solubles en grasa), que son tóxicos del medioambiente y de algunas sustancias que se utilizan en la industria y en la limpieza del hogar.

También se recomienda aplicar ácido retoneico, que regenera tejidos, fortalece la piel e incrementa las propias proteínas de la dermis. Entre las enfermedades dermatológicas, la micosis más común es la pitiriasis, que provoca manchas de diferentes colores dependiendo del tono de la piel de las persona. En normales y oscuras, las manchas toman un tono más claro que el resto. En el caso de las blancas, viran hacia el pardo o pardo-rosado, lo que se acentúa al exponerse al sol, ya que al pigmentarse, la piel sana contrasta con la que permanece de igual color.

Un tipo de mancha que no responde a infección, sino a la propia acción de nuestras defensas contra las células productoras de pigmento (melanocitos), es la que provoca el vitiligo y que puede estar asociado a patologías como diabetes o desórdenes hormonales. Son manchas típicamente blancas.

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