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No hay dietas mágicas y milagrosas. Perder peso no
es cosa fácil si no se cumplen unos mínimos requisitos que además deben ayudar a
mejorar nuestro nivel de vida y a mantenernos en forma. Conociendo los alimentos que nos
vuelven “adictas”, más que de milagros, podremos hablar de realidades.

Para perder peso fácilmente y sin apenas
darnos cuenta, el primer paso es relajarte, porque si a la dura prueba de la dieta
añadimos la ansiedad que provoca ese pequeño reto, lamentablemente los resultados
tardarán en llegar. Si es que llegan. Parece demostrado que cuanto más tensas nos
sentimos ante la necesidad de perder peso, más propensas somos a “morirnos” un
día de hambre y a procurarnos un atracón al día siguiente. ¿Y eso a qué conduce? En
el peor de los casos, a un par o tres de quilos más.

Por este motivo debes saber que el secreto
de una buena dieta consiste en evitar a los llamados “alimentos que crean
adicción”: aquellos que, por definición, acaban monopolizando nuestro pensamiento,
reconfortándonos en los malos momentos y aliviándonos el estómago cuando éste nos
declara una pequeña guerra. Recurrir a ellos cuando te sientes débil, triste o bien como
si fueran una válvula de escape es la peor cosa que puedes hacer porque crearás un
precedente casi insalvable que te puede llevar a depender absolutamente de ellos en
momentos de flaqueza.


  • Los aperitivos: son tan sabrosos como
    peligrosos cuando estás haciendo una dieta. ¿Sabías que una pequeña ración de patatas
    fritas y un vermut superan en calorías a un hermoso bocadillo vegetal, por otra parte
    mucho más nutritivo y saciante? El peligro de los aperitivos radica en que pueden
    despertar en nosotras conductas compulsivas: pueden convertirse en un picoteo
    incontrolado: ahora una almendrita, ahora un ganchito, ahora unas olivitas pequeños
    estragos que ni alimentan ni sacian ni mucho menos contribuyen a que pierdas peso de
    manera saludable.

  • La repostería: sustituir las pastas
    (croissants, ensaimadas, donuts ) por pequeños bocadillos de pan integral o una o
    dos piezas de fruta a media mañana te ayudará a “matar el gusanillo” de manera
    más efectiva y saludable, ya que debes saber que la repostería sacia en un primer
    momento pero sólo de manera engañosa. Además de que las caderas acaban padeciendo sus
    efectos. Además de tu colesterol.

  • Los pequeños “dulces”:
    comienzan siendo pequeñas excepciones y acaban convirtiéndose en una costumbre. Por lo
    general se trata de carbohidratos elaborados que contienen muchas calorías y pocas o
    nulas vitaminas y minerales.

  • Las bebidas azucaradas: constituyen un
    tentempié habitual por el efecto saciante del gas y el azúcar que contienen. Debes saber
    que los refrescos de soda contienen tal cantidad de azúcar que incluso equivalen en
    calorías a otros alimentos compactos como el yogur, un plato de cereales, dos piezas de
    fruta fresca alternativas mucho más pobres en calorías y más ricas en salud.

Como ves, para perder
peso y llevar una dieta sana no es preciso hacer grandes renuncias. Vigilar un poco tu
alimentación manteniendo a raya a los “indeseables” es la manera de llegar con
éxito a nuestro propósito: perder peso sin jugarse la salud ni el tipo.

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